POLÍTICA

«Pienso que la verdad política es la que se hace con la visión.

Es decir: lo que se muestra a diario a la gente, a las personas, es político.»

El acto de ver Wim Wenders

 

En estas elecciones hay dos votos posibles: el del miedo y el del cambio. Y cada uno tiene sus partidos políticos asignados.

Creo que la crisis ha pulsionado mucho las ficciones cercanas a la realidad social, política. Y cuando la realidad política se ha ficcionado tanto, la ficción se acerca a la realidad política.

Como documentalista que fui, me baso en la realidad, me gusta trabajar poniendo la lupa en aquello que ocurre en lo real, y la política está ahora más que nada falta de un relato.

Sí, tengo mis propias convicciones políticas pero siempre me pregunto si eso intercede a la hora de escribir, si eso hace que mi escritura se gire hacia algún lado. Creo que lo importante es que entendamos el porqué de todos los personajes, indistintamente de su ideología, política o no.

Es por ello que veo que esta crisis, o esta estafa, lleva a un cambio de paradigma ficcional: necesitamos saber y conocer qué pasó, porqué pasó, que nos llevó a esto y como no repetirlo. Para eso siempre es interesante analizar la realidad, y sus imágenes icónicas. Sirvan estos 2 ejemplos.

En la primera, tradición, compromiso y modernidad se entremezclan en esa imagen de Mónica Oltra, la política valenciana mejor valorada, vestida de fallera en el metro de Valencia. Todos tenemos en la mente qué pasó en ese fatídico metro. Pero aún así, es un medio de transporte popular, que utiliza todo el mundo. Es bajar a pie de tierra. Por otro lado, una tradición, las fallas, como anclaje del aquí y ahora. Creo que en sí, es la imagen del año en Valencia, independientemente de los comicios electorales.

En la otra, algo que no debería ser molesto, el descansar durante un viaje, se convierte para la persona, en este caso Rita Barberá, en una actitud falta de respeto. Todos descansamos, pero queda poco educado hacerlo así en el AVE (medio, tal vez, más elitista que el metro). Pero sobre todo con los pies descalzos y sin compañeros de asiento. Parece que haya un privilegio: compro el resto de asientos para ir cómoda, que para eso mando yo. El mando como instrumento de disciplina vertical.

Dos fotos que dan y dicen mucho al hacer ficciones. Obviamente no he escogido estas dos fotos al azar. He conocido a ambas mujeres. Personalmente. En un corto espacio de tiempo, pero creo que justamente estas dos fotos las define muy bien. Y eso es lo que nos muestra un personaje cuando lo describimos. A veces reflejar la realidad parece irreal, pero ¿es así?

Con Mónica tuve una comida muy interesante (de la que no voy a dar más detalles) pero me quedó una nueva mirada curtida no solamente dentro del ámbito valenciano, sino también fuera. A la alcaldesa, la conocí en unos premios que organiza el Ayuntamiento (y del que yo fui premiado en aquel momento) y es verdad que es cercana y educada delante de la palestra, pero no así detrás de ese “maquillaje”. Vi, lamentablemente, la parte de delante y la de atrás.

En todo caso, me fascina analizar los comportamientos de los políticos de primera mano, algo que hace la película de Polanski “El escritor” y que muy bien refleja el libro de Yasmina Reza “Al alba la tarde o la noche”.

Les diré algo: he conocido muchos y variados políticos. Con algunos me he sentado a comer, a otros los he entrevistado, alguno que otro me confesó algún secretillo (o eso creía él/ella o yo). Creo que el poder les da algo, que ellos creen eterno. Y en esa mirada hacia los demás me interesa como contar ese relato, como lo hizo Reza en su excelente libro.

Les diré algo más: lo he intentado. No creo que vaya a cuajar, pero me gustaría hacerlo. Me explico.

El miércoles 18, día de fallas, volvía a Valencia en AVE. Había estado de reuniones en Madrid los días anteriores y volvía pronto hacia Valencia. Tenía un billete de turista. Al ser relativamente temprano la gente va a la suya. Hasta que no arrancó el tren no me percaté que en el asiento de enfrente estaba sentado Pedro Sánchez. Ni yo ni mucha gente. Pasó desapercibido. Eso sí: iba en turista, lo puedo atestiguar.

Durante el viaje fui pensando como entrarle. ¿Por qué? Pensaréis. Vivir desde dentro el día a día de un político como Pedro (o como otros cualesquiera) creo que es un material valiosísimo para la ficción. Puede gustarte más o menos su ideología, pero esta la esencia del poder, la fascinación y erótica que ello conlleva. Esperé paciente hasta el final del trayecto, no quería una situación incómoda ni parecer un fan friki. Simplemente plantearle algo. Casi llegando a Valencia saqué una tarjeta personal, escribí tras ella y la guardé.

Cuando ya se anunció “Próximo estación: Valencia”, momento en el que la gente recoge, ataqué:

– Pedro, enhorabuena.- le dije. Era una manera de entrar rápida y seguro que se sentiría halagado.

– Gracias.

Le acerqué mi tarjeta. Tras ella se podía leer esto.

Lo leyó, me miró y me dijo:

– Te escribo.

– Claro.

No crucé más palabra con él. No quise. Seguramente no lo hará, pero creo que contarlo desde dentro, ahora que llegan las elecciones generales, era una manera de mostrar que cuando se quiere escribir desde algo, se tiene que hacer con conocimiento de causa. Así lo hice cuando escribí “Las guerras correctas”, cuando me entrevisté con Iñaki Gabilondo.

[Si Pedro Sánchez (o algún asesor, esa especie tan “curiosa” de la que está llena la política) lee esto, no dude en ponerse en contacto conmigo.]

Esa es la función del escribiente, sea guionista, dramaturgo, novelista,… la función del “ficcionador”: tener un conocimiento de primera mano de aquello de lo que escribe.

Lo tiene Beau Willimon cuando reescribe “House of cards” (la adaptación del original “House cards” británico) porque lo había hecho antes con “Farragut north” obra de teatro que fue llevaba al cine como “Los idus de marzo”.

Por eso me parece tan extraña la adaptación en España de una serie tan política como “Borgen”. ¿Sabremos adaptarla? ¿Lo harán gentes que hayan conocido políticos/as, que se hayan metido hasta el tuétano en la política? ¿De verdad creemos que se pueden copiar y pegar formatos?

Lo peor que te puede ocurrir como “ficcionador” es que tu ficción sea en si mismo ciencia ficción. Algo que hace cada vez más los telediarios.

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